sábado, 23 de mayo de 2009

La seda y los musulmanes

 LAS MORISCAS Y LA SEDA



En el enlace de abajo encontraréis una página que cuenta una historia sobre la industria de la seda en Almería en tiempos de los moriscos. Es interesante y muy triste al mismo tiempo. Recomendable leerla:


LA SEDA Y EL ISLAM
Las matemáticas y la astronomía no fueron el único campo de la ciencia en que los árabes y los musulmanes sobresalieron cuando el imperio islámico floreció como la más dinámica institución del mundo. Este vasto dominio se extendía desde Marruecos y España en la costa atlántica hasta Asia Central, Indonesia y las fronteras de China.

De este modo, dos importantes productos chinos, el papel y la seda, fueron transportados por la larga Ruta de la Seda y luego, a través de toda la extensión del Mediterráneo, hasta un lugar tan lejano como España. El hecho poco usual aquí es que esos productos no acabaron siendo simples artículos de comercio, sino que dieron lugar a procesos de fabricación de los mismos en la España de Al Andalus, y esto sucedió tres siglos antes al menos de que Marco Polo emprendiera su viaje al Este por esa misma ruta. El papel fue fabricado a partir del esparto, que se cultivaba en Valencia, en el Este de España, mientras que los árboles de moras, que alimentaban a los gusanos de seda, comenzaron a ser plantados alrededor de Granada, en las montañas del Sureste.
Sin embargo, las rutas que conducían al Norte de España se hallaban en tal mal estado que pasarían todavía siglos antes de que las mujeres francesas pudieran lucir medias o vestidos de seda. París no era todavía el centro de la moda.

Los datos históricos de los mundos bizantinos e islámicos muestran bastante claramente que la producción de seda islámica era extraordinariamente extensa. También hay abundantes escritos que lo evidencian publicados por R.B Serjeant de un vivo comercio interno en todas direcciones sin la fastuosidad del dominio Mohammeian, desde Samarcanda en el Este, hasta España en el oeste. El ejemplo referido sobre la importación de textiles siriacos a Costantinopla es descrito por Monneret de Villard y subraya la importancia de la salida islámica.

LA SEDA EN EL CORÁN

Pero a los creyentes y a los que obraron bien, Dios les introducirá en jardines por cuyos bajos fluyen arroyos. Allí se les ataviará con brazalete de oro y con perlas, allí vestirán de seda”. Sura 22.

Les retribuirá, por haber tenido paciencia, con un jardín y con vestiduras de seda”. Sura 76.
“Encontrarán en los jardines del edén. Allí se les ataviará con brazaletes de oro y con perlas, allí vestiran de seda
”. Sura 35.

A partir de estas frases sacadas textualmente del Corán se deduce que la seda era un tejido reservado únicamente a los justos y a su profeta Mohammad (Bendiciones y Paz sean con Él).

Por otro lado, tenemos referencias de que en China la seda y el color amarillo estaban reservadas al emperador, en Roma. El general Cayo Julio Cesar restringió el uso de la seda exclusivamente a su persona y a la elaboración de las bandas púrpura de las togas de las personalidades favorecidas por él. En China era el color amarillo, en Roma el rojo y en el Islam el verde:

Las vestiduras de los justos y los cojines en el paraíso son verdes”.

EL ISLAM EN CHINA


Aunque pueda resultar sorprendente, el Islam ha sobrevivido en China por más de 1400 años. Lo ha hecho a pesar de cataclismos como la Revolución Cultural así como a distintos regímenes hostiles anteriores. Aunque solo hay algunos registros dispersos del acontecimiento en la historiografía Árabe, y tan solo un documento en la historiografía China, los antiguos anales de la Dinastía Tang describen una relevante visita a China protagonizada por un emisario de Arabia en el siglo VII de la era cristiana.

Saad ibn Abi Waqqas (ra), uno de los compañeros del profeta Muhammad (s), dirigía la delegación que traía regalos así como el sistema de creencias del Islam a la China, en el año 650 d.C. Según la tradición de los Musulmanes Chinos, este acontecimiento es considerado el nacimiento del Islam en China.


El primer Emperador que tuvo noticias del Islam, Yung-Wei, aunque lo encontraba demasiado restrictivo para su gusto, respetaba sus enseñanzas, considerándolas compatibles con las de Confucio. Por esta razón, le dio a Saad completa libertad para propagar la fe entre su pueblo. Para demostrar su admiración por el Islam, el Emperador ordenó el establecimiento de la primera mezquita de China en Ch'ang-an. La mezquita se mantiene todavía en pie, después de catorce siglos.

A medida que pasaba el tiempo, las relaciones entre las comunidades chinas y musulmanas continuaron mejorando. Muchos hombres de negocios, visitantes, y comerciantes musulmanes comenzaron a ir a China por razones comerciales y religiosas. Los árabes ya habían establecido comercio en el área antes del profeta Mohammad (s). Los Omeyas y los Abbásidas enviarían seis delegaciones a China, que fueron recibidas con gusto por los Chinos. Los musulmanes que immigraron a China eventualmente, comenzaron a tener un gran impacto e influencia económica en el país. Dominaron virtualmente el negocio de importación/exportación durante la dinastía Sung (960 - 1279 E.C.). De hecho, la oficina del Director General de Envíos durante este período, fue encabezada constantemente por un musulmán.

Hacia el principio de la dinastía Ming (1368 - 1644 E.C.) el Islam se había desarrollado en China durante 700 años. Hasta ese momento, los musulmanes habían mantenido un status separado, como extranjeros que tenían sus propias costumbres, lengua, y tradiciones que nunca se integraron totalmente con la gente de Han. Bajo la dinastía Ming, considerada generalmente como la edad de oro del Islam en China, gradualmente los musulmanes se integrarían completamente en la sociedad Han, adoptando sus nombres y algunas costumbres mientras conservaban su modelo Islámico en el vestir y las restricciones dietéticas.

Además de los éxitos económicos que los musulmanes gozaron durante estas y posteriores épocas, fueron reconocidos generalmente como gentes justas, observantes de la ley y autodisciplinadas. Así, no hay referencias de sentimiento anti-musulmán apreciable de parte de la gente (china) de Han. Un ejemplo interesante de esta síntesis de los musulmanes chinos fue el proceso por el cual se cambiaron sus nombres. Muchos musulmanes que se casaron con mujeres de Han adquirieron simplemente el nombre de la esposa. Otros tomaron los apellidos chinos de Mo, Mai, y Mu -nombres adoptados por Musulmanes que tenía los nombres Muhammad, Mustafa, y Masoud. Otros que no pudieron encontrar ningún apellido chino similar al suyo propio adoptaron el carácter chino que se asemejaba lo más de cerca posible a su nombre - Ha para Hasan, Hu para Hussein, o Sai para Said, etcétera.

Además de los nombres, los costumbres musulmanes del vestido y el alimento también experimentaron una síntesis con la cultura china. Sin embargo el modo islámico de vestir y las restricciones dietéticas fueron mantenidos constantemente, y no fueron puestos en peligro.
Con el tiempo, los musulmanes comenzarían a hablar los dialectos de los Han y a leer en chino. Bien avanzada la era de los Ming, los musulmanes no podrían ser distinguidos de otros chinos con excepción de sus costumbres religiosos únicas. Por esta razón, nuevamente, había poca fricción entre el chino musulmán y el no musulmán.

*Referencia coránica del texto: El Corán.- Edición, traducción y notas de Julio Cortés; introdución e índice analítico por Jacques Jomier.- 5ª edición revisada.- Editorial Herder Barcelona, 1995.- 774pp., s.ils (18x11 cms).

* Referencia de "El Islam en China" http://www.webislam.com/?idn=253

1 comentario:

  1. ¡Bonita historia! No me ha parecido triste, más bien esperanzadora al ver la perseverancia de esas mujeres.
    Un abrazo,
    Paz

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